Sostenimiento efectivo de la Desigualdad



La desigualdad es tema de discusión que ha cobrado relevancia en los últimos años, debido a que existe una estrecha relación entre esta y la conflictividad social. Tomando el hecho de la creciente desigualdad que vienen experimentando los países occidentales en los últimos 30 años [Sojo (2010); Sauma & Sánchez (2003); Baldacci et al. (2002); Calvo & Rute (2004)], sumado a la enorme riqueza que se ha logrado producir en el mismo periodo [Banco Mundial, 2018], le ha conferido al sistema una fragilidad que amenaza el crecimiento económico de un país, por la volatilidad social en que se ven inmerso, en este sentido el fenómeno se puede pensar que entre más diferencias en la repartición de la riqueza se da, más tensiones se producen, ya que conforme aumenta el precio de los productos y servicio por un lado, pero una enorme cantidad de personas pierde poder adquisitivo, se vuelve un campo fértil para la tensión social. Al menos este ha sido el enfoque que viene desde los organismos económicos mundiales o regionales como el FMI, BID y el Fondo Monetario (FMI (2014); Yamada (2001); Ostry et al. (2014); Vargas (2012)), se enfocan en los problemas que han surgido hasta el momento relacionados con la crisis económica del 2008 y 2020, y la explicación del fenómeno se centra decir que el crecimiento económico experimentado en las últimas décadas se ha vuelto altamente volátil debido al aumento de la desigualdad en el acceso a las oportunidades y en general.

Pero no se debe pensar que solo es un hecho de percepciones o interpretaciones desde diferentes perspectivas. Si asumimos que este fuera el caso, todo se traslada a un asunto de propaganda, o de educación, entonces, regímenes que tienen control estricto de la información que circula en los medios, tenderán a ser más estables que algunas democracias; pero lo que ha mostrado la historia es que los sistemas de este tipo terminan en una degradación que lo hace insostenible; desde la revolución francesa, hasta la caída de dictaduras de derecha o de izquierda; lo que se puede especular y de alguna forma tratar de demostrar es el vínculo entre el deterioro y caída está íntimamente relacionado a la desigualdad que se va creando y enquistando en este tipo de sistema, que impide el rescate del talento y el refrescamiento de las elites políticas y científicas.

Si examinamos con cuidado el fenómeno, el aumento de riqueza de una nación requiere de toda la población en los diferentes estratos socioeconómico y educativos, desde el obrero o agricultor que provee de materias primas de muy alta calidad, hasta los artesanos, profesionales y artistas que lo transforman en un bien de consumo de alto valor agregado; lo que se ve en las últimas dos décadas es un deterioro de los términos de intercambio, principalmente en los salarios, lo que supone que existe un aumento de la energía humana que se requiere para aumentar el valor agregado, pero la calidad de vida de las persona no se ve aumentado, y más bien pareciera que se experimenta un deterioro. Ese deterioro en algún punto erosiona la paz social.

La definición clásica de desigualdad, se centra básicamente en la medición del acceso a los bienes y servicios de los ciudadanos, se asume que un mayor acceso produce bienestar, esto visto desde un punto de vista cuantitativo.

Existen dos formas de disminuir la desigualdad en un país o economía dada, y que coinciden con los espectros de derecha o izquierda en el plano político. La derecha o el liberalismo económico tiende a pensar que debe pensarse en fomentar la autorregulación del sistema dejándolo libre, por tanto, la distribución progresiva se da por la vía de la actividad económica, primero quitando trabas o fricciones que pudiera tener el lado de la oferta, en este sentido podría darse incentivos por medio de la banca de desarrollo, capacitaciones a los sectores menos vulnerables, políticas de flexibilización laboral, todo abocado al aumento de la producción que se verá reflejado en un aumento del empleo y los salarios. Lo que plantean los adeptos a esta visión es que este enfoque del problema contribuye al fortalecimiento de los mercados y del sistema político.

Por otro lado, la izquierda plantea una intervención más activa; se proponen medidas más extremas con un Estado más interventor financiado vía impuestos, con una distribución directa por medio de subsidios, ayudas económicas, podrían desestabilizar al país [Salvia y Donza (2000)], con el peligro creciente de constituirse en un estado asistencialista, que a la larga no produce un efecto sobre la disminución de la pobreza, ni contribuir al desarrollo (Estado de la Nación (2014)).

Aun así, el problema de la desigualdad podría tener sus raíces profundas, y algo que tienen las visiones anteriormente propuestas y de cualquier visión centrada en la distribución del ingreso, es que se centrarán nada más en los factores que facilitan ese acceso en un momento determinado, educación, salud, bienes muebles e inmuebles, etc. Un buen ejemplo de este tipo de fomento al acceso bien podría ser la reserva de cupos a carreras que está promoviendo la UCR para el año 2015 de alumnos que vengan de colegios que históricamente tengan baja entrada. Desde este punto de vista, sería crear mayor acceso a educación de calidad a un sector de la población que ha tenido poco, se podría decir que esta medida es equiparable a la que hace con los puestos políticos y las cuotas de representación femenina y masculina. El problema subyacente de esta política y la inclusión de género, es que quienes acceden a cupos o campos en diferentes instancias, podrían provenir de las mismas clases sociales de los masculinos. A diferencia del género, el estrato social podría influir en el acceso histórico de recursos de los individuos, y por lo tanto, lo que podría generar esta política es que en el corto plazo aumente la deserción de las carreras. Esto no necesariamente por la falta de recursos que obliguen a las personas a trabajar, sino, porque existe un proceso de desigualdad que dificulta su inserción.

Dando un giro de tuerca al problema de la desigualdad, y no solo definirlo como un problema de acceso cuantitativo a los recursos, sino más bien como todo un proceso que habilita al individuo a acceder a esos recursos de forma exitosa, que estaría más en el sentido cualitativo, por ejemplo acceso a un ambiente de primera infancia que es rico en estímulos y experiencias, por la cantidad de años de escolaridad de los padres. El panorama cambia un poco en términos de lo que la política quiere lograr y lo que logra. Si partimos del hecho de que a nivel de desarrollo humano se crean ciertas ventanas de desarrollo que potencian la adquisición de ciertas habilidades sociales y cognitiva; ya hay varios estudios que demuestran que la falta de recursos en la niñez genera una diferencia entre los niños con recursos y los niños sin recursos, este fenómeno ha sido estudiado por Mugny & Doise (1978), en el cual se hace una estudio de la influencia social en el aprendizaje de niños, en el cual logra observar que pesar de que se logra un mejoramiento de ciertas habilidades en los niños son pocos recursos, los niños de mayores recursos tienen puntajes más altos. De alguna forma esta investigación sugiere que el proceso de aprendizaje puede mejorar con la asistencia social, pero queda de fondo el problema de si se puede compensar el proceso de aprendizaje.

Desde esta perspectiva, en la que los procesos de diferenciación se dan como un proceso de exclusión subyacente, entonces podemos especular que si éste viene funcionando en la sociedad costarricense,

explicaría porque a pesar de los muchos esfuerzos de algunas personas de más bajos recursos que invierten en educación privada se encuentran en el desempleo al final de sus carreras, y se hable de saturación de mercado laboral ó incluso tal como lo presenta el informe del Estado de la Nación, en la que se continúa la fase expansiva de la inversión social pública. Sin embargo, el país sigue presentando un desempeño negativo en términos distributivos, que se refleja en el aumento de la desigualdad del ingreso, el estancamiento de la pobreza y el modesto avance en el cierre de brechas que este Informe ha venido documentando a lo largo de dos décadas.(Estado de la Nación (2014)). Pero si este enfoque muestra resultados, podríamos estar develando uno de los procesos primarios de exclusión, en los cuales los niños que han recibido la mejor educación en términos de calidad, son los que acceden a las carreras en las universidades de mayor calidad del país, con lo cual se estarían asegurando un campo en el mercado laboral. Mientras que el esfuerzo de muchos otros que no logran acceder a ella podría caer fácilmente en el desempleo o el subempleo. Por otro lado, las universidades que históricamente demuestran su calidad, como por ejemplo la Universidad de Costa Rica, podrían ver su tarea facilitada por el acceso a un recurso humano de mejor calidad en su formación, perpetuando de esta forma la calidad de la Universidad, pero a la vez siendo una pieza clave del sistema de exclusión, creando un proceso perverso. Al menos esta es la hipótesis de trabajo que se quiere trabajar.

Al observar a la desigualdad como un proceso que crea cuerpos, discursos y universos de sentido de cierto tipo (Foucault (1999)). Es fácil ver porqué se logran enmascarar en la temática del esfuerzo y la inteligencia, los problemas más graves del sistema de exclusión social y de acceso/distribución a los recursos. Así el proceso de desarrollo humano modula desde el sustrato las posibilidades que una persona podría llegar a tener, produciendo de una forma bastante naturalizada, un sistema de castas a lo interno de la sociedad costarricense. Y la clave del problema estaría en la naturalización de ciertos discursos, y cómo a pesar de que en otros países de realiza investigación en este sentido (Salvia (2007); Davies et al. (2012); Gamoran (2008); Ayalon & Shavit (2004)), en Costa Rica todavía falta el enfoque más longitudinal y de seguimiento, y las políticas públicas siguen centrándose en el estado asistencial.

Estamos buscando a través de esta investigación más que fijarnos en la fotografía de la situación dada de desigualdad y exclusión en donde se pueden identificar los actores y las condiciones concretas que caracterizan un momento dado, se busca conjuntar una serie de fotografías de dichos actores en relación con el sistema de manera que podamos crear una película en la que se observe (hasta cierto punto) las movilidades e interacciones de dichos actores a través del tiempo, para identificar cuáles habilidades se han desarrollado de forma satisfactoria para sobrellevar la vida estudiantil universitaria, cuáles requieren fortalecimiento y cuáles no se desarrollarían del todo.

La mirada será retrospectiva y reconstructiva, buscando rastrear esos movimientos, no sólo dando por sentado que la exclusión es el trasfondo de las relaciones y posibilidades de acceso a la educación, sino cómo éstas condiciones se transforman en procesos de (autorre)producción de desigualdad.

Este enfoque, además, pondría sobre la palestra el hecho de que la inversión en educación superior por parte del Estado no solo se circunscribe al financiamiento de las universidades públicas, ya que este proceso tal como se encuentra, seguiría aumentando la desigualdad, y de esta forma saldría otra pregunta de investigación más fundamental, ¿Cómo se puede compensar desde la universidad o los estudios superiores una brecha que viene desde la niñez? Partiendo del supuesto de que estos procesos no están escritos en piedra y que una aplicación adecuada de técnicas psicológicas y pedagógicas podrían ayudar a compensar el desequilibrio.

Por otro lado, tal como lo muestra el análisis de la prueba PISA [Lucas (2001); Hanushek y Woessmann (2010)] que aplica los países miembros de la OCDE, que la educación y tiene repercusiones a nivel estructural en términos que la menor calidad de educación y su falta de universalidad, limita el desarrollo científico y productivo de un país. De hecho, el análisis mencionado, hace una relación en términos del PIB y los puntos del PISA en un tiempo de 20 años, que de acuerdo al estudio sería cercano a un monto de 115 trillones de dólares por cada 25 puntos de la prueba PISA. Aunque este es un enfoque econométrico, si se pueden sacar algunas conclusiones, y es que no es solo la capacidad científica como se ha conceptualizado históricamente la que se ve afectada, si no la capacidad de crear nuevos proyectos como PyMES, proyectos productivos propios o el aprovechamiento de las políticas públicas de acceso que pueda promover el estado, que se traducen en un aumento del PIB en mayor o menor medida.


Por lo tanto, en estos sistemas no se requiere de corrupción por parte de las elites, ya que todo esta dado de forma auto-organizada y mas bien los conatos de corrupción podrían ser formas en que personas que no son de la elite intentan acceder a ciertos recursos.

Referencias:

(2014). La creciente desigualdad daña la economía mundial según FMI.

Ayalon, H. & Shavit, Y. (2004). Educational reforms and inequalities in Israel: The mmi hypothesis revisited. Sociology of Education, 77(2), 103120.

Baldacci, E., de Mello, L., & Inchauste, G. (2002). Crisis Financieras, pobreza y distribución del ingreso:¾ qué efectos tienen las crisis financieras en los pobres y en la distribución del ingreso? según un estudio reciente del FMI, aumenta la pobreza y, en ciertos casos, la desigualdad. esto subraya la necesidad de crear redes de protección adecuadas... Finanzas y desarrollo: publicación trimestral del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, 39(2), 24-27.

Calvo, M. & Rute, B. S.-R. (2004). Crecimiento económico y desigualdad en los países latinoamericanos. Revista ICE Información comercial española, (134).

Davies, S., Maldonado, V., & Zarifa, D. (2012). Effectively maintaining inequality in toronto? predicting student choice of Ontario universities. In University ofWaterloo-Wilfrid Laurier University 2012.

Estado de la Nación (2014). Informe estado de la nación 2014. FMI (2014). La desigualdad perjudica el crecimiento. Foucault, M. (1999). El orden del discurso [1970]. Barcelona, Tusquets.

Gamoran, A. (2008). Persisting social class inequality in U.S. education. The way class works: Readings on school, family, and the economy, (pp. 169179).

Hanushek, E. A. & Woessmann, L. (2010). The High Cost of Low Educational Performance: The Long-Run Economic Impact of Improving PISA Outcomes. ERIC.

Lucas, S. R. (2001). Effectively maintained inequality: Education transitions, track mobility, and social background effects. American journal of sociology, 106(6), 16421690.

Mugny, G. & Doise, W. (1978). Factores psicológicos y psico-sociológicos del desarrollo cognitivo. Anuario Psicología.

Mundial, B. (2018). Según un informe del Banco Mundial, la riqueza del mundo ha aumentado, pero persisten las desigualdades. Comunicado de prensa N. º 2018/097/ENR.

Ostry, M. J. D., Berg, M. A., & Tsangarides, M. C. G. (2014). Redistribution, Inequality, and Growth. International Monetary Fund.

Salvia, A. (2007). Asimetrías en el desarrollo humano y social, 2007/2010-2011: progresos económicos en un contexto de vulnerabilidad persistente. contexto, 2010, 2011.

Salvia, A. & Donza, E. (2000). Cambio estructural y desigualdad social. ejercicios de simulación sobre la distribución del ingreso 1990-2000. In F. M. sin Pobreza (Ed.), Fundacion Milenio sin Pobreza.

Sauma, P. & Sánchez, M. V. (2003). Exportaciones, crecimiento económico, desigualdad y pobreza: el caso de Costa Rica. Technical report, PNUD, San José (Costa Rica).

Sojo, C. (2010). Igualiticos: la construcción social de la desigualdad en Costa Rica. PNUD San José, Costa Rica.

Vargas, L. P. (2012). Crisis económica mundial: Elementos para una crítica de los paradigmas teóricos e ideológicos que sustentan la propuesta neoliberal. Revista Rupturas, 2(1).

Yamada, G. (2001). Reducción de la pobreza y fortalecimiento del capital social y la participación: La acción reciente del banco interamericano de desarrollo.

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